Y es que esto de cargarse a los personajes es algo raro. Quizás soy yo, pero estos bichitos terminan siendo como mis hijos. Y sí, la trama dicta que uno de ellos tiene que morir. Y sí, ahí estoy yo para darle su final trágico. Pero me averguenza decir que incluso yo hoy, mientras escribía la mencionada escena y sonaba de fondo Jueves de La Oreja de Van Gogh estaba llorando como una magdalena. Ay Sofía. Ay tonta, tonta Sofía. ¿Quién me decía a mí que te iba a terminar cogiendo cariño y todo?
Insisto, es raro. Sumamente raro. He matado (?) muchos personajes antes, pero nunca a ninguno de una novela larga. Y me estoy dando cuenta que no es tan agradable (?) como lo era con las cortas. Si resultará que tengo sentimientos y todo.
En fin~
Eco.
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