Infierno. Un infierno trepa por mi piel y asfixia los pensamientos. Palabras, palabras, pero todas han huído ya de aquí. No queda nada, vacío, asfixia, vacío, qué más da.
No es pasajero. No va a serlo. Todos tocamos fondo alguna vez, todos tenemos que entrar en contacto con la parte más cruda y baja de nuestro ser para darnos cuenta que eso existe. Que está aquí. Palabras, palabras, y yo sigo sin poder escribir una sola línea. Palabras, oxígeno, pero no llegan, nunca llegan.
Ni siquiera ahora.
Palabras.
(Está todo dentro de mí, y soy incapaz de hacer que aflore al exterior. Se queda dentro. Me ahoga. Jodido embrollo de frustraciones).
viernes, 4 de marzo de 2011
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